Y en el día del Señor…
dirijo mi mirada hacia Él y ante Sus Deseos me reverencio.
Exhalo ese aliento de Entrega que nace desde lo más hondo de Mi Alma.
Y se la brindo con humildad y respeto.
Y con el encaje de mi piel dibujo la húmeda caricia que Lo ensalce.
Azul de Magdalia