Este deseo insondable de Ser y de Sentirme al SentirTe.
Esta espera que es puro anhelo atrapado entre las comisuras de mi pensamiento,
trenzada entre los pliegues de mi piel, encordada y tibia,
ligera como la pluma que acaricia desde las Yemas de Tus Dedos.
Este placer que me cubre desde Tu Silencio,
desde el perfil directo de Tu Mirada,
desde el susurro candente que surca el vahído de mi boca
y eleva, firme y pleno, Mi Vuelo.
Cada sílaba de Tus Órdenes es una melodía que guía mis sentidos,
mientras la pasión se enreda con la promesa
obediente y devota en cada rincón de Mi Ser.
Tu Dominio es el lazo que me sujeta en libertad
y el éxtasis se teje en cada atadura invisible, pero solemne.
He aquí la Mujer.
He aquí la Hembra.
He aquí Tu Raíz, Mi Señor.
Azul de Magdalia