Y en el día del Señor...
Comulgo en el cónclave de Sus Ojos, enclavada en la lujuria de PertenecerLe y bendecida quedo y bendecida me siento, no solo por la Esencia de Mi Señor, sino por Su Mano que, impuesta sobre mí, serena mis pasos en esta Entrega a la que me acojo en cuerpo y mente con el roce de mi alma..
Azul de Magdalia