Me observas…
Siento una especie de tibia timidez que, al tiempo, es una mera insinuación. Incluso una provocación.
Mi cuerpo reacciona. Se muestra en el manto de mi piel que se erige como puntas de pino sobre un bosque húmedo.
Mis dedos son cinceles que tallan filigranas sobre sus costuras incitando el recorrido de Tu pluma, Poeta de letras eróticas que mojan y enervan, que sacuden y gimen… adentrándose en los claroscuros de mi cuerpo, donde emanan, sin quebrar, los vientos que te elevan y, al tiempo, inevitablemente, Te hunden como si yo fuera la tierra hambrienta de agua, de Tus colores, de Tus pinceladas…, de la erosión de Tus arados en mis campos.
Azul de Magdalia