Y en el día del Señor...
espero la luz enmarcada bajo mis párpados
y en la cruz de mis muñecas late el señuelo de mi espera en Él.
Soy lienzo sobre el que escribe mis propias plegarias.
Mi silencio, cada una de ellas sostenida en cada aliento.
Y en el centro de mi alma,
prendida entre mis alas de carne,
palpita el fuego en el que Ambos renacemos.
Azul de Magdalia