Mi cuerpo es templo de Entrega donde Te alzas y Te hundes, donde engendras a todos mis demonios y los ensalzas en el placer que me otorgas. Mi piel se hace flagelos de deseo al roce de Tus Manos, a la lascivia de Tu Boca, al Verbo exacerbado de Tu Aliento que profana y doblega la voluntad que te ofrezco, y la redimes en el fuego que Nos consume.
Azul de Magdalia
Ese fuego, donde arder se vuelve lo más placentero. Y la imagen muestra esa entrega total.
ResponderEliminarBeso dulce Mi Estimada Magda.
Mi beso también para ti y gracias por pasarte, Mi Estimado Dulce.
EliminarTodo hubo fuego,quedan brasas y de las brasas, rescoldos que pueden dar lugar a más fuego.
Perfecta comunión, en la entrega y el placer.
ResponderEliminarBesos enormes.
Amén, María. Así es.
EliminarUn beso.