Y en el día del Señor
todas Tus Cruces se hilvanan sobre mi piel
dibujando cascadas de pausa
que colman de serenidad cada uno de mis pensamientos.
Y se cosen,
desde mi alma hasta cada porción de mi carne,
los senderos de Tus Manos,
los galopes de Tu Mirada
y el arrullo de Tu Verbo,
sinfonía de placer que encumbra Mi Entrega a Ti.
Azul de Magdalia
No hay entrega tan sublime como aquella que se hace poesía.
ResponderEliminarBeso dulce Mi estimada Magda.
Como aquella que nace Verbo, Mi Estimado Dulce.
ResponderEliminarMi Beso.
Con tus deslumbrantes versos, todos los días son días del Señor.
ResponderEliminar¡Precioso!
Besoss
Amén :-9 y así florece el sentimiento, don Dumas.
EliminarUn beso.