Y en el día del Señor...
Vivo la Esencia de mi Dádiva
y siento el cauce de Sus Manos velando mis senderos.
Mi piel es lienzo de Su Tacto. Mis ojos, plegaria de Su Deseo.
Mis alas, impuso de carne que se abre ante la Simiente,
puertas al cáliz que me engendra de Su Culmen.
Azul de Magdalia
En cada detalle esa dádiva se hace acrecienta hasta ser cáliz de la simiente que te ensalza.
ResponderEliminarBeso dulce Mi Estimada Magda y dulce semana.
Bello comentario, Mi Estimado Dulce, que da para todo un poema, aunque no es preciso añadir más.
ResponderEliminarMi beso y mil gracias siempre.