Y en el día del Señor...
Me abro a Ti por entero, líquida y lúbrica, sin vergüenza… Tan segura como caliente, tan ardiente como complaciente, que mi piel quema y, grita, clama y gime… y mi boca es la boca de los sabores y el templo de Tu Carne.
Me ofrezco a Ti… Entera, plena…
A Tus Deseos, a Tus Intenciones…
Azul de Magdalia
Como debe ser, sin medidas ni vacilaciones.
ResponderEliminarBeso dulce Mi Estimada Magda.
Con coherencia...
ResponderEliminarMi beso, Mi Estimado Dulce.