Y en el día del Señor...
Se desamarran todas las cuerdas que visten mi cuerpo.
Se hace túnica de piel mi vestidura y vuelo a Su Cielo orando verbos que son Su Palabra.
Y en mi plegaria se horada el Deseo que se abre a Sus Pies
y en Mi Adoración a Él, lágrimas de sal circundan mis ojos en plena Devoción.
Azul de Magdalia
Devoción sin ataduras para una entrega plena.
ResponderEliminarBeso dulce Mi Estimada Magda.
Devoción desde lo más profundo del alma.
ResponderEliminarUn beso, Mi Estimado Dulce.
devoción que da pie, que sustenta... que obecede y que goza
ResponderEliminarPor el tiempo finito.
EliminarGracias, Mónica.