De Tu Mano, de Tu Mirada...
del calor de dos fuegos entretejidos entre los pliegues de la piel...
Un latido en vórtice capaz de destilar el deseo y la premura...
Y la boca se hace agua... como las hebras de las entrañas.
Azul de Magdalia
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Agradecida por la visita y por el tiempo que me haya sido dedicado.