domingo, 6 de enero de 2019



El Demonio siempre tienta, siempre sabe dónde imponer la mano como si fuera un chamán que resurge de su halo más oscuro, que (me) hace abrir las alas y emprender vuelo sin perder el tacto de mis huellas. (Me) cobija en el halo de su oscuridad, en la ternura de su alma, en el perdón de los pecados y la resurrección del deseo; arder…en la parte del averno que anhelo, entre su piel y el infinito de sus pensamientos, entre el silencio de mi boca, sellado a labios abiertos, henchidos, húmedos… y el poder de Su Sentido. 

Y se regocija en Sus Dominos que se expanden como río hacia el mar sobre el tamiz de mi piel, a veces blanca, otras arrebolada, siempre erecta y presta… 
Y se bendice, en el sacrilegio de unas aguas dulces, puras…, se embebe de Su camino y en él, como si fuera un último aliento, como un quejido de duro placer, me doblego —a voluntad— siendo Suya. 

Azul de Magdalia

No hay comentarios:

Publicar un comentario


Agradecida por la visita y por el tiempo que me haya sido dedicado.

Súmense si desean

Buscar este blog