Fue mi silencio el reptar de tu piel. Fue, en carne vida, donde descubrí de Mi Esencia, ahí donde reina el todo al borde de un abismo.
Bordeó tu aliento el crecer de mis labios y en la senda de mi alma, caminaste como ciego, abriendo de par en par las puertas de mi cielo.
Azul de Magdalia
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Agradecida por la visita y por el tiempo que me haya sido dedicado.